Una lección de periodismo

Alberto Almansa, el periodista del compromiso. Alberto Almansa, el comunicador. Alberto Almansa, el activista. Son tantos los calificativos que he leído en las últimas 24 horas que casi me avergonzaba escribir una sola línea sobre el compañero que ayer falleció en Córdoba. 
No creo poder aportar mucho más a las impecables crónicas de los medios cordobeses y, por supuesto, no me atrevería a hablar de él desde lo personal. Me sentiría una intrusa. 
Lo conocí en lo profesional y, cómo no, en su faceta de activista. Y hoy, en el acto que ha precedido a su entierro, lo he descubierto como maestro.

He acudido a acompañar a su familia, a sus amigos y a sus compañeros en un momento difícil. Creí estar asistiendo a un funeral y he asistido a una clase magistral de periodismo. Entre todos los presentes, varios amigos y compañeros de Alberto han ido subiendo para dirigirle unas palabras de despedida. Han logrado emocionarnos, pero entre todos ellos, ha sido Pedro Vera, una de las víctimas de las preferentes, quien me ha devuelto a los tiempos de la Facultad de Comunicación y me ha recordado qué es el periodismo.
Él fue uno de los protagonistas de las cientos de historias que Alberto Almansa nos contó desde su blog. Sus padres habían sido engañados por La Caixa y fue su lucha la que logró devolverles el dinero y la dignidad no sólo a la familia Vera, sino a buena parte del pueblo de Villanueva. Hoy, Pedro ha recordado cómo mientras políticos y periodistas callaban, Alberto Almansa, desde su blog y las redes sociales logró dar visibilidad su causa. Las palabras de Pedro han sido breves, pero deberían haber sido anotadas por todos los periodistas presentes. Y no éramos pocos.
Alberto, que tenía la vida resuelta como redactor de la Radio Televisión Andaluza, podría haber sido un periodista más, que acepta los límites que la publicidad y el poder imponen a los medios. Como tantos profesionales de los medios, podría haberse excusado en las directrices de la dirección de su empresa para hacer lo indispensable por contribuir al derecho a la información que tenemos todos los ciudadanos. Podría, pero no lo hizo.
Antes de que las redes sociales ocuparan todo nuestro tiempo, Alberto ya contaba sus historias en internet. Dedicaba su tiempo, su saber hacer y su dinero - desplazarse en busca de esas noticias invisibles no es siempre barato- a poner el foco sobre los temas que a menudo se rechazan en las mesas de redacción, sencillamente porque no están en la agenda oficial. Buscó la noticia sin esperar las convocatorias oficiales y contó historias que no vienen redactadas en notas de prensa institucionales. Ejerció el periodismo libre e independiente; el único periodismo, aquel del que nos hablaban en la Facultad y que tanto cuesta encontrar.
Alguien debería convertir http://www.albertoalmansa.es en asignatura obligatoria de esta profesión moribunda.

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